Gastronomía
Salamanca es una provincia para perderse y perder los sentidos. Un paraíso para poder disfrutar de suculentas entradas como el jamón de Guijuelo, embutidos ibéricos, el tradicional hornazo o el farinato de Ciudad Rodrigo; platos de cuchara a base de lentejas de La Armuña o garbanzos de Pedrosillo; segundos de carne de morucha o ternera charra, y postres con quesos de Las Arribes... todo bien regado con caldos de Arribes del Duero o de la Sierra. ¡Entra en esta despensa de calidad y disfruta de la buena mesa!
Muchos de los productos más tradicionales de Salamanca cuentan con Denominación de Origen, Identificación Geográfica Protegida y Marca de Garantía.
Matanza típica de Guijuelo: Su majestad el cerdo ibérico
En invierno, cuando los rigores climáticos se hacen extremos, tiene lugar uno de los ritos más arraigados en la tradición salmantina: la matanza del cerdo. Este acontecimiento marcó durante años el ritmo de la economía familiar, pues de dicho animal vivían todo el año familiares y criados.
Día del Calderillo
El calderillo es un sencillo guiso popular, típico de la ciudad y la comarca de Béjar. Entre sus ingredientes destacan la carne de ternera, patatas y verduras; todo ello cocinado a fuego lento y con el primordial toque que le aporta la paciencia y la maña.
Feria del Queso
La localidad salmantina de Hinojosa de Duero acoge desde hace años la Feria Internacional del Queso. Este pueblo tiene una arraigada tradición en la elaboración del queso Arribes, producto que goza del marchamo de Marca de Garantía.
Lunes de Aguas: Al campo con el hornazo
Pocas tradiciones festivas están tan arraigadas en un pueblo como el denominado Lunes de Aguas. Se celebra el lunes siguiente al de Pascua, tras la Semana Santa.
Repostería conventual y Miel. Dulces tentaciones
No se puede finalizar el viaje por Salamanca sin saborear alguna de las múltiples recetas de la deliciosa repostería conventual.
Frutos de otoño
En otoño los campos se tornan de colores rojizos, amarillos y ocres y los pastos aparecen de nuevo en sus extensas dehesas, a las que vuelven los cerdos para empezar su fase de montanera.