Castillo de Ledesma
Conocido como La Fortaleza, el castillo se levanta al sudoeste de la población, alejado del río, con el fin de defender el espacio que la orografía deja al descubierto.
Sus orígenes se remontan a tiempos de Fernando II de León (s. XII), si bien adquiere la forma definitiva con el primer Conde de Ledesma, Don Beltrán de la Cueva, quien en el siglo XV otorga escudo a la villa, como puede apreciarse en la puerta norte de la edificación.
Resulta imponente la imagen del castillo, apoyado sobre la roca granítica que le da solidez. El recinto es de planta irregular, trapezoidal, y está construido en mampuesto y sillares de granito.
Hacia el sur, el conjunto resulta muy armonioso, totalmente pétreo, con una puerta de arco apuntado flanqueada por dos torreones.
Adosado a la muralla de Ledesma, el castillo siempre ha sido lugar de encuentro de la villa. Tras las últimas restauraciones se ha convertido en lugar de celebración de diversas actividades, mercados, etc. De hecho es el escenario de las celebraciones festivas que tienen lugar por El Corpus.