Castillo de Buen Amor
El origen de tan sonoro nombre no defrauda al viajero. Aunque la leyenda lo atribuye a los amoríos del arzobispo Don Alonso de Fonseca y su amante Doña María de Ulloa, parece ser que el impulsor de esta fortaleza fue un primo suyo, Don Alonso de Fonseca Quijada, obispo de Cuenca, Ávila y Osma.
Este último transformó una antigua fortificación del siglo XI en un palacio residencial de estilo gótico, donde habitó con su amante, Dª. Teresa de las Cuevas, y sus cuatro hijos. Claro ejemplo de las denominadas fortificaciones del llano, se ubica en el municipio de Topas, junto a la localidad de Villanueva de Cañedo, ya próximo a las tierras zamoranas.
Al acercarse, llama la atención el gran foso defensivo de 15 metros de anchura y 8 de profundidad y la torre del homenaje, situada en uno de los extremos en diagonal respecto al resto del castillo. En las otras tres esquinas se hallan sendos torreones circulares.
Construido en piedra franca de Villamayor, en sus gruesos muros se pueden reconocer las armas de la familia Fonseca. Un patio organiza el recinto interior, con una bella galería en tres de sus lados. En la actualidad alberga una posada real con encanto.