Cereza de la Sierra de Francia
Si hay una fruta con la que identificar a Salamanca, esa es la cereza. Multitud de pueblos, entre los que se encuentran Madroñal, Villanueva del Conde, Sotoserrano, Garcibuey o Cepeda, mantienen pequeñas explotaciones, básicamente familiares, que dieron lugar en 2007 a la creación de la Marca de Garantía Cereza de la Sierra de Francia.
De color rojo intenso, carmín o casi negro dependiendo de su variedad. Lisas, brillantes, impolutas, de pulpa firme, jugosas, con un intento sabor y con un perfecto equilibrio entre dulzor y acidez. Su floración ofrece uno de los espectáculos naturales más fastuosos de la primavera, más si cabe al encontrarse dentro del propio Parque Natural Batuecas-Sierra de Francia.
Su temporada es corta pero prolífica. A finales de mayo comienzan a madurar las variedades más tempranas, como la burlat, y en junio lo hacen las variedades más tardías como la ambrunés, también conocida como picota. Son fácilmente reconocibles porque siempre aparecen en el mercado con la correspondiente etiqueta de la Marca de Garantía.
Sus valores nutricionales y su riqueza en calcio, vitaminas y carotenos sitúan a la cereza como una de las frutas más saludables del mercado.
Las posibilidades de consumo son innumerables: para elaborar multitud de postres, mermeladas, licores, ensaladas, sopas frías o para disfrutarlas tal y como salen al mercado, que es la mejor forma de apreciar el sabor de estas “gominolas” totalmente naturales.